Según la metodología de la cadena de valor de Michael Porter, las actividades que realiza una empresa pueden dividirse en actividades primarias y actividades de soporte. Es en las actividades primarias y en los eslabones de dicha cadena que una empresa puede diferenciarse, sobresalir y ser muy rentable.
Sin embargo, las actividades de soporte pueden verse como “males necesarios” ya que si bien la empresa requiere de ellas para que las actividades primarias transiten por la vía libre, son actividades en las cuales la empresa no tiene ventajas competitivas ya que no es su rubro de negocio y por ende puede ser que encarezcan las actividades primarias generando oportunidades implícitas para la competencia siendo debilidades para la empresa.
En muchas organizaciones se ha visto esta debilidad como una oportunidad de mejora y en función de ello se han buscado alternativas viables para el negocio de rápido impacto. Una de ellas es el outsourcing o tercerización. La tercerización es una decisión estratégica que implica la especialización de funciones de negocio al transferir actividades de soporte a un proveedor.
Las organizaciones que tercerizan buscan generar beneficios o direccionar alguno de los siguientes puntos:
Ahorro de costos: La disminución del costo total del servicio del negocio. Esto involucra la reducción del alcance, la definición de niveles de calidad, política de precios, políticas de negociación y reestructuración de costos.
Reestructuración de costos: La tercerización cambia el balance de la taza costo fijo/costo variable al ofrecer una migración de costo fijo a variable y también al hacer a los costos variables mas predecibles.
Manejo del riesgo: Una medida de mitigar algunos tipos de riesgo es compartirlo con un tercero que tiene mejor capacidad para manejarlo.