De acuerdo con una nota difundida el 7 de enero en el Diario Oficial de Guatemala el Comité de Basilea flexibilizó las reglas de liquidez que serán aplicables a los bancos internacionales en 2015, respondiendo así a las críticas que reprochaban que la reforma ponía el piso de fondos propios muy alto, so pena de paralizar la economía mundial.
El Comité de Supervisión Bancaria de Basilea del Banco de Pagos Internacional (BPI), que reúne a los reguladores internacionales del sector, anunció que la naturaleza de los activos fáciles de vender que los bancos deberán tener en sus balances en el futuro para enfrentar una crisis aguda de liquidez durante 30 días fue ampliada.
El abanico de activos que podrán ser tenidos en cuenta incluyen las obligaciones, las acciones -con la condición de que las empresas que las emitieron estén clasificadas como valor de inversión por las agencias de calificación– y algunos tipos de colocaciones hipotecarias.
Estos activos tendrán una reducción de su valor en relación a su valor nominal para el cálculo de ratio de liquidez.
En su versión inicial, el proyecto tomaba en cuenta activos mucho más estrictos, como la liquidez o los bonos de Estado.
El calendario para aplicación de este ratio fue además modificado. Como estaba previsto, el ratio entrará en vigor el 1 de enero de 2015. Pero para esa fecha los bancos deberán reunir sólo 60% de las sumas inicialmente exigidas.
El colchón de liquidez podrá entonces ser aumentado gradualmente de un 10% por año para alcanzar 100% en el horizonte 2019.
El nuevo marco reglamentario para los bancos, llamado Basilea III, busca mejorar la liquidez de los bancos en caso de crisis. Exige que las entidades conserven suficientes activos fáciles de vender para financiar sus actividades durante 30 días, incluso si las fuentes de refinanciamiento están completamente agotadas.
La reforma, que comenzó a esbozarse tras la bancarrota del estadounidense Lehman Brothers –acogotado por la brutal desaparición de todas sus fuentes de financiamiento– despertó fuertes críticas en el sector financiero.
Numerosos banqueros hicieron saber que el proyecto inicial impediría a los bancos hacer su trabajo al limitar drásticamente los fondos que pueden poner a disposición para acordar créditos.
La nueva versión de la reforma fue adoptada por “unanimidad”, precisó el comité.
Acuerdo de Basilea en el tiempo
El primer acuerdo sobre niveles de capital (Basilea I) en 1988 fijaba su nivel mínimo en un 8,0%. Como base consideraba un nivel de activos ponderados por el riesgo.
El segundo acuerdo (Basilea II) hacia más hincapié en los activos, pero también permitía valoraciones de riesgo internas acordadas previamente con el supervisor. Este acuerdo no afectaba al nivel mínimo de capital.
El acuerdo actual (Basilea III) intenta dar respuesta a las debilidades del Sistema Bancario detectadas en la Crisis: nivel insuficiente de capital, de baja calidad y con elevada deuda. Una vez explotada la Crisis, surgió un problema adicional al limitarse también el acceso a la liquidez.
Basilea III toma en cuenta los siguientes elementos:
1. Aumento en la calidad del capital.
2. Mejora en la cobertura de riesgos.
3. Colchones cíclicos de capital.
4. Introducción de un ratio de apalancamiento.
5. Aumento del nivel de capital.
6. Mejora en la actuación del supervisor.
7. Se fija un nivel mínimo de liquidez.
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