Un mundo cambiante
Por Abner Huertas « No podemos resolver un problema con la misma mentalidad que lo ha generado. » –Albert Einstein Decir que vivimos en un mundo cambiante y que evoluciona a cada momento, se ha convertido en lo que podríamos denominar un ‘cliché’, sin embargo, reconocemos que efectivamente es un principio que gobierna tanto a […]

Por Abner Huertas

« No podemos resolver un problema con la misma mentalidad que lo ha generado. »Albert Einstein
Decir que vivimos en un mundo cambiante y que evoluciona a cada momento, se ha convertido en lo que podríamos denominar un ‘cliché’, sin embargo, reconocemos que efectivamente es un principio que gobierna tanto a nuestras vidas así como a la naturaleza propia de los negocios; una organización que se adapta a los cambios tiene mayores probabilidades de permanecer a lo largo del tiempo.

 
En este proceso de un mundo cambiante es importante que los altos directivos tengan en mente que llegará un momento en el cual deberá llevarse a cabo un cambio de paradigma de la manera en la que se han estado realizando las cosas hasta el momento, lo cual representa un reto a afrontar.

 
Esta adaptabilidad o plasticidad para moldear la forma de pensamiento es uno de los ingredientes que todo ejecutivo de alto nivel necesita desarrollar, pongamos un ejemplo, en una era en la cual el caballo era el medio de transporte, o mejor dicho, el único medio de transporte, Henry Ford se atrevió a impulsar la idea del vehículo, en una ocasión él escribió: “Si le hubiera preguntado a las personas qué querían, me habrían dicho que un mejor caballo.”, para muchos de nosotros hubiese sido complicado aceptar esa nueva idea, pero nuevamente, vivimos en un mundo cambiante y la mejor forma de que un negocio salga adelante es tener esa habilidad de moldear la forma de ver el mundo.

 

Un ejemplo de reto por cambio de mentalidad, sucedió en un proyecto para una institución de tamaño considerable, ellos buscaban automatizar la gestión general de su presupuesto. La idea y la proyección de lo que se esperaría era fenomenal, pero había algo que fue el impedimento para que aquello fuera un éxito desde el inicio… no se logró romper con el esquema de cómo se realizaba en ese momento. Infortunadamente tuvo que pasar mucho tiempo para que se dieran cuenta que debían cambiar su manera de ver la gestión actual y evolucionar hacia una nueva metodología.

 

La diferencia cuando los tomadores de decisiones están dispuestos a adaptarse a este mundo cambiante es notable, como el caso de una empresa que se dedica a brindar servicios bancarios, desde hacía siete años venían gestionando un modelo de generación de tarifas, que si bien les ayudaba, carecía de bases que les ayudara a sustentar el porqué del cobro que realizaba a sus clientes. En reuniones con el Gerente General, se propuso un cambio en la forma de ver la información de la tarifa, inmediatamente fue aceptado, algo que para ser franco me impresionó. Se desarrolló un nuevo modelo tarifario que permitiera la flexibilidad de sustentar o justificar la razón de los cobros a cada cliente, hubo resistencia por parte de quienes les cobraban porque estaban acostumbrados al otro método, pero con el cambio de paradigma del Gerente General se ha logrado la aceptación paulatina de la misma.

 

Como discurría al inicio vivimos en un mundo cambiante. Si anhelamos crecer como organizaciones hay que estar atentos a pequeños cambios que pueden impulsar grandes diferencias. Nuestro mundo cambiante nos ofrece cambios generacionales, tecnológicos, sociológicos, filosóficos, entre otros. Por eso es una necesidad inherente a nosotros los altos directivos para desarrollar nuestra adaptabilidad a las nuevas ideas de cómo hacer las cosas de forma distinta, porque vivimos en un mundo cambiante.