Por Abner Huertas
¿Cuándo fue la última vez que intentaste algo nuevo? Fue una pregunta que me dejó pensativo al leerla por primera vez. Para ser sinceros como personas rara vez intentamos cosas nuevas porque preferimos lo conocido. Nos gusta estar ahí donde está nuestra zona de comodidad. Es curioso, a pesar de que sabemos que hacer cosas nuevas, o de diferente manera, es algo saludable y además es de donde podremos extraer grandes beneficios, entonces, ¿Por qué es difícil el cambio?
De la misma manera las empresas viven esta paradoja: “Sé que el cambio es bueno, pero preferiría no hacerlo.” La razón fundamental es porque las empresas están conformadas por personas y son éstas las que se resisten a transformarse. El crecimiento de una empresa está en el crecimiento de sus colaboradores.
En la década de los 70 y 80, existía una empresa llamada “Monterrey” dedicada a la venta de artículos al detalle, estaba ubicada en una de las zonas más transitadas de la ciudad. Desde mediados de los 70 había obtenido mucho éxito. Era una empresa reconocida, su utilidad era envidiable, el dueño no podría desear algo mejor.
Con el paso del tiempo las cosas fueron cambiando. Las personas comenzaban a ir a centros comerciales, empezaban a preferir cosas de marca y en especial la tecnología empezaba a empujar con fuerza. Varios negocios de los alrededores comenzaban a cerrar, a excepción de “Monterrey”. El dueño se negaba a cambiar su estilo de trabajo, no creía en los centros comerciales y opinaba que las computadoras pasarían rápido de moda.
Esta resistencia al cambio provocó que a mediados de los 90 tuviera que cerrar. Se declaró en bancarrota porque no pudo contra las innovaciones que su competencia estaba implantando. Las oportunidades de cambio están siempre presentes, pero es la voluntad de los líderes organizacionales dar el salto de coraje para abrazarlo.
Nadie avanza estando sentado. Así mismo, las empresas no crecen cuando siguen haciendo lo mismo. ¿Y si hacemos menos de lo mismo y más del cambio?, ignorar si el resultado de cambiar ser bueno o malo no es excusa para no hacerlo, el líder debe alentarlo, pero para poder hacerlo debe creerlo él primero.
Las empresas como Block Bluster o Circuit City perecen cuando continúan haciendo más de lo mismo en lugar de hacer menos de lo mismo. Continuar haciendo lo mismo, en nuestro mundo cambiante, es garantía de volvernos obsoletos y si no hacemos algo nos veremos destinados a desaparecer.
Tener temor al cambio es algo natural. Tener temor a los resultados del cambio es natural. Rechazar el cambio para seguir haciendo lo mismo es quedarse estancado. Las empresas necesitan reinventarse a menudo, en otras palabras hacer menos de los mismo y más del cambio.